domingo, 28 de febrero de 2010

Para el PP vale todo

Una vez más la Sra. Cospedal ha vuelto a dar la nota. En lugar de alegrase por la detención del jefe de ETA y su dos correligionarios, su primeras valoraciones han ido dirigidas a preguntarse por el denominado ‘caso Faisán’. Ese esperpéntico y mediático caso, posiblemente inventado por los populares, que machaconamente se utiliza para desvirtuar y deslegitimar la política antiterrorista del Gobierno socialista, y así desgastar ante la opinión pública la labor del Ejecutivo.

Por suerte para los españoles, en lo que va de año, cada dos días se detiene a un etarra. Los éxitos policiales y el acierto de la política antiterrorista del Gobierno son incuestionables. ¿Por qué les molesta a los populares? Pues porque van a lo que van, a lo suyo, que es conseguir llegar a La Moncloa. Han perdido el sentido de Estado. Para ellos, España es un buen eslogan mediático para alinear los sentimientos de la población con sus intereses.

La política del PP se resume a la acción mediática. Están al margen de los intereses de los españoles. Su laboratorio explora continuamente mensajes e ideas que permitan fidelizar a sus votantes de siempre, a la vez que generar resquemor e incertidumbre en el resto de ciudadanos con la política de los socialistas. Ya se sabe que una mentira repetida y amplificada en reiteradas ocasiones acaba siendo aceptada como algo creíble. Ese dogma lo conoce bien el PP, y lo reitera continuamente en todas las comunidades autónomas y provincias de España. Desde Segovia podemos dar buena fe de ello.

Qué se puede esperar de un partido y su clase dirigente que ante una crisis económica como la que estamos viviendo en lugar de corresponsabilizarse – gobierna un importante número de comunidades autónomas- y crear confianza en la población, factor clave para reactivar el consumo y crear empleo, se dedica a meter miedo y generar confusión. Para el PP vale todo. El fin justifica los medios. Y si no cómo se pueden entender las declaraciones de la secretaria general del PP ante el desmantelamiento una vez más de la cúpula de ETA. Así no es de extrañar que la clase política sea cada vez menos entendida por los ciudadanos. El PP está haciendo mucho daño a todos aquéllos que nos dedicamos con pasión e ilusión a la defensa de lo público.



domingo, 21 de febrero de 2010

Esperpento


Rajoy ha vuelto a dar esta semana una lección más de incongruencia política en el ‘Debate sobre la situación de la economía’, que se celebró en el Congreso de los Diputados. Está claro que le importa “tres puñetas España y los españoles”. Sólo ansía llegar a La Moncloa, aunque eso sea a consta de quemar el país. Él y sus pirómanos –Aznar, Esperanza Aguirre, Montoro, Cospedal, Arenas… Día a día siembran el miedo; hablan mal de España, tanto dentro como en el extranjero; y contribuyen a generar desconfianza en la situación económica. Sin duda, son un freno al consumo y a la mejora de las expectativas del mercado. Mientras el Gobierno teje, ellos destejen. ¡Cuánto peor, mejor! Y el incremento de las cifras de paro, a las que contribuyen decisivamente, es su mejor acicate. Ya sólo nos falta oír en boca de Aznar “¡Viva el paro!” Todo es posible.

El PP, al que tanto se le ha llenado la boca al hablar de la grandeza de España y de su patriotismo, ha perdido el sentido de Estado. Hoy los partidos nacionalistas tienen más visión de Estado que el propio PP. Tanto CiU como el PNV son conscientes de la necesidad de hacer un gran bloque político frente a la crisis, cuyo único objetivo sería transmitir tranquilidad y confianza a la ciudadanía, así como a los mercados. La aceleración de la salida de la crisis pasa porque los ciudadanos hagan su vida normal y no tengan miedo. Éste es uno de los sustratos básicos para poder avanzar, al que ha de seguir una serie de reformas estructurales que lleven asociadas la mejora de la productividad y la competitividad de las empresas españolas, así como nuevos nichos de actividad económica.

Cuando para señores como Rajoy o Aznar la política es un “proyecto de poder”, al margen de los intereses de nuestro país, la política se convierte en algo detestable para los ciudadanos. Un circo mediático, que desvirtúa la realidad. Que el jefe de la oposición pida a los diputados del partido del Gobierno que echen al presidente no deja de ser un acto más del esperpento político al que nos tiene acostumbrados el PP. España necesita una oposición de altas miras, que esté a la altura de las circunstancias y que no desprestigie ni a España, ni a la clase política, y que además aporte soluciones y no cree problemas.






sábado, 13 de febrero de 2010

Segovia se muere

La ‘Fundación Perspectivas’ ha presentado estos días en Segovia un informe titulado la ‘Población de Castilla y León en los inicios del siglo XXI’. Los datos son desoladores. Así, entre 2000 y 2008 el 55,5 por ciento de los municipios de Segovia -116- han perdido población. Segovia se encuentra entre las trece provincias de España con la tasa de vejez más elevada y casi el 50 por ciento de los nacidos en Segovia viven en otras provincias.

Aún así, Segovia es una provincia afortunada, comparada con el resto de Castilla y León. Es la que mejores datos demográficos presenta. En el periodo 2000-2009 ha incrementado su población un 11, 8 por ciento, el mayor aumento de la autonomía, gracias al saldo migratorio. A pesar de ello, hay zonas como la comarca de Santa María de Nieva o Ayllón que son auténticos desiertos. Muchos de sus pueblos tienen fecha de caducidad o, en el mejor de los casos, algo de vida los fines de semana y algún mes de verano.

El éxodo rural significa la pérdida de vida. La muerte del patrimonio histórico artístico legado por nuestros antepasados y el deterioro medio ambiental. Es muy duro constatar que en la plaza del pueblo donde naciste y viviste, dónde hace 20 años vivían 27 personas, ahora quedan cinco. ¡Qué pena!

En 22 años de Gobierno del Partido Popular, la Junta no ha hecho nada para remediar este problema. Se ha limitado a poner en marcha programas de dinamización en las zonas más deprimidas mediante la concesión de subvenciones, que realmente no aportan nada a la solución del problema, como así ponen de manifiesto los resultados.

Aunque es tarde, muy tarde, y el problema se extiende a amplias zonas de Castilla y León, y no sólo a Segovia. Es necesario que la Junta desarrolle un plan de acción regional en el que en cada provincia señale las zonas prioritarias de actuación, y en cada una se mejore sus infraestructuras, se marquen las actividades que hay que desarrollar, se gestione la ubicación de empresas y se incentive fiscalmente tanto las empresas como a los pobladores que se localicen allí.

Segovia y Castilla y León necesitan una segunda Reconquista, nada más que ésta en el siglo XXI. La técnica es muy vieja. De no hacerla, la muerte del medio rural está garantizada.



domingo, 7 de febrero de 2010

Al grano

No está el horno para bollos. La pérdida de confianza de la economía española durante la última semana en los mercados internacionales; la publicación de los últimos indicadores económicos, que ponen de manifiesto la contracción del PIB un 0,1 por ciento en el último trimestre de 2009; y la publicación de la cifra de paro, con un registro de 4.048.000, hacen necesario tomar medidas de “hondo calado” que permitan devolver la confianza en nuestra economía y abordar los problemas estructurales que padece desde el siglo XIX para poder crear empleo y generar bienestar.

El Gobierno ha tenido la valentía de proponer una profunda reforma de las pensiones. Se trata de una medida muy impopular, pero es la única manera de garantizar el cobro de las pensiones más allá del 2030. Es una medida que no gusta a la población en general, ni a los sindicatos, y que se habrá de complementar con cuantas otras actuaciones sean necesarias para garantizar el equilibrio financiero del sistema de pensiones.

El Gobierno no puede dilatar la puesta en marcha de la reforma laboral. Empresarios y sindicatos llevan mucho tiempo mareando la perdiz. El paro y el deterioro de nuestras finanzas públicas hacen necesario y urgente adoptar medidas que permitan flexibilizar el mercado laboral, acabar con la dualidad del mercado, donde las personas más jóvenes y mejor preparadas están sufriendo sus efectos perversos. Pero es necesario también adaptar los convenios laborales, de forma que se garantice la competitividad y la supervivencia de las empresas, y así del empleo.

Las medidas genéricas anunciadas aportan poco. Si los sindicatos y las empresas no mueven ficha, el Gobierno debe plasmar un conjunto de medidas que permitan dar respuesta a los retos que tiene la economía española en el ámbito laboral para mejorar la competitividad y la productividad y reducir el gasto público. La reforma laboral por sí misma no crea empleo, pero es el sustrato que necesita la economía española para avanzar en un nuevo modelo productivo, dotarla de mayor versatilidad y generar confianza.

El Gobierno ha anunciado también un ‘Plan de Austeridad’ apara avanzar en el ‘Plan de Estabilidad’ comprometido con Bruselas, que conlleva reducir el déficit público de un 11,3 por ciento en 2003 a un 3 por ciento en 2013, y controlar el crecimiento de la deuda pública que pasará del 55, 2 por ciento al 74,1 por ciento en 2013. Un objetivo difícil, pero imprescindible de cumplir si queremos seguir gozando del bienestar que tenemos.

La crisis ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales de la economía española durante muchos, muchos años. La entrada en Europa hace necesario converger nuestra economía con las economías occidentales más avanzadas. Aznar dio pasos a costa de vender empresas públicas y colocar amiguetes en su dirección para garantizar su futuro y el de su hija –una vergüenza total-, y poco más; ahora se requieren grandes reformas que, sin duda, serán impopulares, pero son necesarias y urgentes. Es posible que los sindicatos y los empresarios no las entiendan, pero tampoco muchos de los que tienen trabajo.

Gobernar es decidir, y el Gobierno está tomando ya las decisiones que tiene que tomar. Ha de seguir avanzando y poner su mirada en el horizonte, que no es precisamente la fecha electoral. Actuaciones como las del ministro de Fomento en la problemática de los controladores aéreos nos llenan de orgullo a todos los españoles.